El audiovisual enriquece cada historia con notables bandas sonoras, y a lo largo de mi crecimiento, me sumergí en la dramaturgia de películas, series, obras de teatro, musicales, telenovelas y dibujos animados. Esta implicación me llevó a un hábito que perdura: asignar una banda sonora a cada momento de mi vida. Ya sea leyendo un libro, viviendo una relación o pasando una tarde en la cocina, la música siempre está presente, ya sea a través de las ondas de radio, los servicios de streaming o incluso las notas que resuenan en mi mente.
Caminar por los senderos del jardín de la Posada Naquela es una experiencia profundamente única. El aroma de las flores se mezcla con la madera y la suavidad de la piscina, evocando recuerdos de una infancia feliz, donde los pies descalzos y la ausencia de preocupaciones eran la norma. ¡Ah, la sensación de libertad! Tiene un olor distintivo, un sabor único, un sonido distintivo, casi como una canción…
Aquí, en el presente, resuenan en mi mente las notas del Poema «Porque el pasado me trae un recuerdo / De cuando era niño / Y el miedo era motivo para llorar / Perdón por un abrazo o un consuelo», una canción que en mi infancia resonaba en los surcos del tocadiscos en la inconfundible voz de Ney Matogrosso. Hasta el día de hoy, esta interpretación sigue siendo mi favorita de esta canción de Cazuza, trayendo recuerdos que calientan mi alma. ¿Qué canción te transporta a tu infancia? ¿Qué te recuerda a nuestro jardín?
